Ayuntamiento de Val de San Lorenzo

A orillas del río Turienzo, se encuentra este paraje conocido popularmente en el pueblo como “El Gatiñal”, pues en dicho lugar se desarrollaba la “Gatiña”, la cual requiere terreno productivo para su desarrollo. El parque, fue proyectado en los años 20 del pasado siglo por el médico titular Don Pedro Alonso. La primitiva pradera fue tomando cuerpo de zona de ocio, cuando allá en la primavera de 1917 se colocan cuatro masas y en torno a ellas, asientos, ambos de piedra. Un 3 de septiembre de ese mismo año, don Pedro Alonso, planta 30 pinos. La labor desinteresada por parte de los vecinos del pueblo, llamados a “Hacendera”, se inicia desde el mismo momento en que se proyecta dicho parque.

A 6 de abril de 1919, la Corporación Municipal acuerda sufragar por suscripción popular, el título y condecoración de la Cruz de Beneficencia al médico municipal, Doctor Alonso, por sus méritos Humanitarios.

Es en 1920 y en el mes de septiembre, cuando se colocan bárganos que reciben varios hilos de alambre, cercando con ello todo el recinto, dejando una entrada hacia el sur. Por entonces, El Gatiñal, presenta ya forma de parque de esparcimiento. Continúa la labor incesante del Doctor Alonso en el mismo, con la plantación de acacias, pinos y otras especies de árboles, así como numerosos rosales.

El 1 de abril de 1922, entra a formar parte de la corporación municipal, ocupando el cargo de presidente por entonces, don Manuel Martínez. En 1924 se construye la Biblioteca pública. Los primeros volúmenes los dona el propio Doctor Alonso. Llegó a albergar en su día, más de quinientos libros.

A 19 de abril de 1925, y a las 15 horas, la Corporación Municipal de Val de San Lorenzo, inaugura oficialmente el Parque, otorgándole el nombre del médico titular, Doctor Pedro Alonso, como reconocimiento a su ingente labor en el mismo, colocándose en la entrada principal, una placa conmemorativa. Con aportación del Ayuntamiento y algunas donaciones particulares, en el verano de 1930 se inician los trabajos de construcción de la cerca que rodeará todo el recinto.

En fecha 7 de septiembre de 1948, en plenas fiestas de La Carballeda, se colocan a sendos lados de la puerta principal, y sobre dos columnas, las efigies de hombre y mujer ataviados con traje maragato. En el interior del Parque y sobre un pedestal, el busto de don Pedro Alonso, obras estas del hijo del pueblo, don Máximo del Palacio, al igual que otras repartidas por dicho recinto.

El 25 de mayo de 1958, se conmemora el I Centenario del inicio de la fabricación de mantas en el pueblo. Fabricantes y pueblo, acuerdan erigir un Monolito recordatorio a los hijos ilustres del mismo que lo hicieron posible: don José Cordero Geijo, don José Bajo Fijo y don Francisco Martínez Alonso. Este, se ubica al lado de la entrada lateral del recinto, orientada al mediodía. El parque, cuenta asímismo, con diversas zonas de ocio bien definidas. Una de ellas, la que más llama la atención es la piedra de Bolos, donde tienen lugar las partidas del juego autóctono por antonomasia: “Los Bolos Maragatos”. Bancos de piedra se asientan cerca, para poder contemplar las reñidas partidas que tienen lugar los fines de semana entre los meses de mayo y octubre.

En el centro del parque, una amplia pista de baile, donde tiene actuaciones de grupos folklóricos invitados, como asimismo el de Val de San Lorenzo, compuesto por una treintena de jóvenes, y que ha sido posible gracias al impulso, apoyo y tenacidad puesta desde el Ayuntamiento, así como, de la persona encargada de llevar a cabo los ensayos. Es el único de Danzantes y Mayas de toda la comarca maragata, con un atuendo muy vistoso y colorista, en contraste con la austeridad de los adultos.

En este paraje idílico, puede almorzarse gracias a su merendero, donde podrá degustar entre otros, los ricos platos elaborados con carnes a la brasa y a la parrilla.

Una reconversión profunda se ha llevado a cabo últimamente en todo el recinto. Numerosas especies arbóreas se han añadido a las que ya disponía, con lo cual un paseo reposado observando la naturaleza en vivo, puede convertirse en todo un placer para los sentidos.